Se perdió en la primera mitad del siglo XX.
A pesar de que Larrazketa es un pueblo abandonado, sus habitantes siguieron manteniendo el euskera en las casas.
Se encuentra en terrenos formados por margas y areniscas ocres.
Es un territorio rodeado de bosques, bañado por pequeños ríos.
El concejo celebra sus fiestas patronales en enero, en honor a San Vicente.