La laringectomía es un método eficaz para el tratamiento de los tumores de la laringe.
[1] La operación consiste en extirpar toda o parte de la laringe dañada por un tumor, realizada bajo anestesia general.
Se compone de dos fases:[2] Para evitar que el tumor se extienda, a veces es necesario extirpar los ganglios del cuello, lo que se realiza en la misma operación.
También puede ser necesario, según la extensión de tumor extirpar de modo parcial o total estructuras vecinas como: músculos del cuello, parte de tráquea, base de la lengua, parte de la faringe, tiroides, etc.[1] Después de la extirpación de la laringe, normalmente se precisan tratamientos de apoyo, como radioterapia y quimioterapia, para evitar las posibles recidivas del tumor.
Las consecuencias de la laringectomía, cuando es total, son:[1] La alternativa a la cirugía es el tratamiento con quimioterapia y/o radioterapia, aunque en muchos casos con menor probabilidad de éxito.