[4] Su eslogan promocional fue: «En un mundo de hipocresía y traición, ellos se atrevieron a romper las normas».
Ellen, cansada de su mal matrimonio y de haber «vagado» por toda Europa desde su niñez junto a sus padres hasta casarse con el violento Conde Olenski, decide volver a Estados Unidos para establecerse y solicitar el divorcio.
Durante ese tiempo, Newland se dedica a tratar de olvidar a Ellen, mientras va descubriendo que su esposa May no es la niña ingenua que él pensaba, sino una mujer muy sagaz, calculadora consumada, y sutilmente manipuladora, escondiendo esta personalidad detrás de un hermoso rostro y angelical sonrisa.
Y así Newland Archer, quien en su fuero interno siempre criticó todas las costumbres pero era incapaz de desafiarlas, decide afrontar el embarazo de su joven esposa y renuncia a la felicidad junto a Ellen Olenska.
Ted afirma que May, antes de morir, le declaró "tu padre abandonó lo que más deseaba cuando yo se lo pedí" pero Newland a su vez le confiesa a su hijo "en verdad tu madre nunca me pidió eso".
En ese instante se proyectan en la mente de Newland los recuerdos más gratos de los momentos pasados con Olenska 26 años antes, y en su mente, al pasar el velero frente al faro, ella se vuelve y sonríe, pero al abrir los ojos, recuerda que la realidad es distinta y medita que ya es muy tarde para ellos dos.