Como hace habitualmente desde hace dos años, Roberto se levanta muy temprano en la mañana para buscar trabajo.
Intentando averiguar qué pasó con el Hotel Paraíso, llega accidentalmente a una zona restringida solo para obreros de la excavación.
Cuando ya no puede sostenerse más cae sobre unas estructuras de hierro, clavándosele una barra en la cabeza.
Debido a que los periodistas estaban ya presentes por la inauguración del museo, se produce una gran conmoción mediática y aparece en todos los canales de televisión nacional.
Roberto llama a su esposa, Luisa, quien al llegar está, naturalmente, afectadísima.