El tema empieza con una introducción en trutrucas ejecutada por el baterista Gabriel Parra, seguida por el sincopado piano de Claudio Parra, que se une con la quena de Gato Alquinta ejecutando la melodía característica.
Existen luego cambios rítmicos, como la aparición de ritmos de trote, cueca y rock, e instrumentos disímiles como las campanas tubulares, la ocarina y las tarkas.
Curiosamente no se extrae ningún verso del Canto IV ("La poderosa muerte me invitó muchas veces..."), que, sin embargo, da título a la canción.
En todos los textos escogidos, así como en la mayor parte del poema, el poeta canta a los vestigios de la civilización perdida de los incas y a cómo la muerte ha llegado a devastar implacablemente las vidas de todos los que en ella habitaban.
A partir de este hecho, Neruda reflexiona sobre la trascendencia de la vida cotidiana y sobre los temas filosóficos que remecen nuestras propias raíces: "¿Qué era el hombre?