Desde luego, el fuerte del periódico estuvo en el ´Ferrocarril del Pacífico, de donde se nutría con materiales de escritores permanentes que no firmaban sus producciones o lo hacían con nombres supuestos”.
[2] A finales del siglo XIX surgieron las primeras industrias en Colombia; el sector se fue incrementando en las primeras décadas siglo XX, mostrando un fuerte desarrollo gracias a coyunturas como la expedición de leyes proteccionistas, algunos beneficios derivados de la Primera Guerra Mundial, y el alza en los precios del café en el mercado.
Para la segunda década del siglo XX, las mujeres carecían de derechos políticos.
El movimiento obrero y la consolidación del sindicalismo en Colombia estuvieron precedidos por la lucha de los artesanos que hacia mediados del siglo XIX se agruparon en asociaciones en oposición a las políticas libre-cambistas de la época.
Once años después, en 1924, coinciden en Bogotá el Primer Congreso Obrero y la Conferencia Socialista Nacional.
Tal es el caso de El Socialista (Bogotá), Vanguardia Obrera (Barrancabermeja), Por la Unión de Ciénaga (Ciénaga, Magdalena), Polidor (Pereira, Viejo Caldas), El Microbio (Riosucio, Viejo Caldas); y El Faro (Guayaquil, Ecuador) y La Lucha (México).
Desde su primera aparición la columnista señala, entre otras cosas, la doble explotación de la cual es víctima de la mujer: la compartida con el hombre y aquella que obedece a la subestimación tanto sociológica como fisiológica.
Varias mujeres participaron de la columna, entre ellas Lola Miller y Felicidad Severa (seudónimo), quien en repetidas ocasiones le escribe a Clara Luna y esta correspondencia se publica dentro de la columna, alguna en tono lírico.
En diferentes ediciones María Cano coautora de artículos junto con Ignacio Torres.
En la edición n.º 54, el semanario rinde un homenaje a Raquel Torres, quien además de su colaboración, donó cien pesos oro para sostener las primeras ediciones del periódico, y después desde Sevilla sigue activamente apoyándolos.
De la misma manera, la edición extraordinaria N.º 59, en la página editorial titula María Cano, describiéndola como símbolo de la revolución social en Colombia, cerrando el número con una fotografía suya, algo excepcional en el semanario.
Este texto se repite en las siguientes ediciones, lo mismo los créditos, penúltima página del periódico.
Cali, Félix López, Ramón Bonilla, Antonio Jaramillo Popayán, Francisco José Valencia, Ignacio Grijalba, Hipólito Rivera.
Bogotá, Francisco de Heredia Girardot, Ismael Gómez Álvarez Barrancabermeja, Luis Álvarez Montería, Vicente Adamo Manizales, Francisco Buitrago Dabeiba, Francisco Ortega Espinal, Ismael Toledo Neiva, Evangelista Prifits Pasto, Gerardo David Ricaurte, Jorge Samper Coral La Unión (Nariño), Marco Aurelio Arturo Puerto Tejada, Eladio Mina y Luis Vejarano Jamundí, Abel Guerrero Palmira, Neftalí Arce, Julio Agredo y Solón Espinosa Pradera, Miguel Quintero Florida, Juan Cortes Buga, Guillermo Quintero y Emilio Bejarano Tuluá, Luis Carlos Santacoloma Zarzal, Eduardo Calderón La Unión (Valle), M.J.
Torres Giraldo Cartago, Adolfo Quintana Dagua, Salvador Barbosa Buenaventura, Agustín Morales y Miguel Quijano Exterior: Tampico (México), J. A. Tamayo Brooklin (N.Y.
), Rafael Iriarte New York, Carlos Melguizo Dentro de este listado no aparecen María Cano, poetisa y prosista; Enrique Ramírez, albañil; Agustín Morales, sastre; Julio Jiménez, carpintero; Lisímaco Espinosa y Eloy Figueroa, campesinos; El conde Henao, Clara Luna, seudónimo; y Vasco René, seudónimo, quienes también se convertirán en colaboradores del periódico.
En 1927, comienzan a reimprimir notas del periódico El Tiempo, El Pueblo de Girardot, las cuales versan sobre temas que al editor le interesan.
Una de las empresas que impulsó e incentivó el crecimiento de la industria publicitaria fue Bavaria, empresa bogotana cervecera creada en 1889, la cual traía su publicidad desde Europa y Estados Unidos, enfocada en su mayoría a material para el punto de venta (POP), como carteles, almanaques, murales y regalos publicitarios.
En la parte inferior de las páginas, a dos o cuatro columnas, se encuentra la escasa publicidad que saca el periódico.
Durante el tercer año (1927), aparecen avisos publicitarios en todas las páginas del periódico, algunos en la parte de arriba a dos columnas.