El lienzo mostraba a una joven circasiana a tamaño natural tomando un baño en un entorno inspirado en la antigüedad clásica.
La pintura resultó destruida en el naufragio del RMS Titanic en 1912.
Cuando se presentaron las indemnizaciones correspondientes en enero de 1913, la obra adquirió notoriedad al convertirse en el sujeto de la mayor reclamación económica efectuada contra la White Star Line por la pérdida de un único objeto del equipaje a bordo.
La suma total de la reclamación ascendía a 100.000 dólares (2,5 millones de dólares en 2018),[6] convirtiéndola en la pieza más valorada del equipaje perdido a consecuencia del desastre.
[1] Björnström-Steffansson nunca recibió la indemnización solicitada; todos los casos contra la White Star Line fueron reunidos en una suma equivalente a 644.000 dólares.