Los colonos posteriormente tuvieron varias campañas militares exitosas consiguiendo grandes trofeos, lo que hizo que la población bárbara de Pitusa les temiera y envidiase.
Lámpsace se enteró de la trama y, no pudiendo evitarla, avisó a los griegos.
Cuando Mandrón regresó, aunque le invitaron a que correinara con ellos, rehusó, y se llevó con él a las viudas y los hijos de los bébrices que habían muerto.
Lámpsace, por su parte, murió de una enfermedad; la enterraron con grandes funerales y dieron su nombre a la ciudad.
Se le rindieron grandes honores y posteriormente decretaron que se le ofrecieran sacrificios como a una diosa, que continuaron hasta los tiempos de Plutarco.