[2] Según esta cosmología, el infierno regido por Kisín es en realidad una especie de purgatorio para la mayoría de las personas que mueren: sin embargo las mujeres que mueren en el parto o los soldados muertos en batalla no deben pasar por allí, y en cambio los suicidas quedan relegados a permanecer allí por toda la eternidad.
[4] Para la cultura popular actual, Kisín ha permanecido como un personaje que habita el subsuelo y a quien se le atribuyen los terremotos.
Kisín es bien conocido por ser muy comelón y no perder oportunidad de andar cerca de las cocinas; si no hay nadie que lo vea, mete la mano en la cacerola de los frijoles para probarlos; la cuestión es que cuando eso sucede, los frijoles no se cuecen por más horas que se les tenga a la lumbre.
En la desesperación hizo un pacto con Kisín, mediante el cual le entregaría su alma a cambio de siete deseos, los cuales se cumplirían a lo largo de una semana: riqueza, salud, alimento, mujeres hermosas, poder y viajes.
Más tardaron en sentarse, que en brincar de los asientos dando alaridos, porque estos estaban hirviendo.