[2] El karmamudra es un medio hábil (upaya) para encaminarse a la liberación del samsara.
En su transcurso, los practicantes mantienen sexo, a veces utilizando las técnicas físicas o respiratorias del cuerpo sutil (suksma sarira), para visualizar la plenitud o mahasukha, que libera la oscuridad de la mente.
El maestro gelug Thubten Yeshe ha hablado en su favor,[6] mientras que el actual Dalai Lama desaprueba esta sección del kalachakra y opina que pueden alcanzarse los mismos objetivos con su versión visualizada o jnanamudra.
[8] La académica feminista y antigua monja kagyu June Campbell se opone al karmamudra tibetano.
Afirma haber formado parte de uno con la encarnación de Kalu Rinpoche cuando tenía veinte años, y que aunque por entonces no se sintió explotada, años más tarde llegó a la conclusión que en la relación había habido un desequilibrio de poder semejante al abuso.