Fue en esa época cuando pintó die Auffindung von Manfreds Leiche (1836).
El estilo de Rahl, especialmente su visión del color y la perspectiva, se formaron principalmente durante su estancia en Roma.
Rahl abrió entonces una escuela privada de arte que creció rápidamente hasta convertirse en un estudio que producía pinturas de gran formato logrando con ello un éxito considerable.
Entre sus notables pupilos destacan Eduard Bitterlich, August Eisenmenger, Joseph Matthäus Aigner, Károly Lotz, Christian Griepenkerl, Gustav Gaul y Mór Than.
En sus últimos años pintó telones escénicos para la nueva ópera, trabajo que concluyeron sus discípulos a la muerte del maestro el 9 de julio de 1865.