Kanté Manfila

Pero el hecho decisivo en su trayectoria lo constituyó su traslado a Bamako, capital de Malí, y su incorporación en 1972 a Les Ambassadeurs du Motel de Bamako, que no tardaron en convertirse en Les Ambassadeurs Internationaux.

[2]​ Fue Manfila, en gran medida, quien hizo posible que el mítico grupo abandonara su estilo primigenio, basado en una reinterpretación de estándares, clásicos latinos y variété francesa, para adentrarse en una recuperación de sus raíces africanas con composiciones nuevas y un sonido más contemporáneo.

En el grupo coincidió con Salif Keita y con su primo Mory Kanté, compartiendo con ellos su época de auge, que se produjo con su traslado a Abiyán.

Ya en los años ochenta, Kanté Manfila inició su carrera en solitario, en la que, como otros artistas del área mandinga, ha ido alternando los discos eléctricos (“Diniya”, 1990) con su retorno a las raíces acústicas y a su memoria de los lugares en los que nació y creció, como el magnético “Kankan Blues” (1987) –que tuvo su continuación en “N´na niwalé” (1994)–, “Tradition” (1988) y “Back To Farabanah” (1998).

Discos que remiten a la tradición del blues como género de ida y vuelta y que constituyen delicados tesoros sonoros de subyugante belleza.