Su construcción terminó en 1987 y tiene una altura de 73 metros de altura, aunque se apoya sobre una base de 20 metros de altura, lo que eleva la altura total del monumento a 93 metros.
En 2019, era la decimoctava estatua más alta del mundo.
La estatua es la pieza central de un parque de atracciones de temática budista, una instalación de aguas termales y un museo de arte, todo construido por una empresa privada y que costó más de 28 mil millones de yenes; y que tras la disminución de visitantes, el complejo cerró en 1999 y ya en 2006 muchos de sus edificios fueron demolidos.
[1] La estatua se ha ido deteriorando bastante durante los últimos 20 años y actualmente se encuentra en mal estado.
Además, plantea un problema de seguridad ya que el código de construcción de Japón exige que las estructuras de 60 metros o más estén equipadas con balizas de señalización para aeronaves, y la luz que existía en la estatua dejó de estar operativa a causa de su abandono.