Apreciado especialmente como sinfonista, su obra en este género puede compararse en importancia para la música checa con la de Antonín Dvořák o Bohuslav Martinů.
Participó activamente en la renovación de la música checa contemporánea.
A partir de 1958 dio clases en el Conservatorio y tuvo como alumnos a Zdenek Lukas, Jan Malek, Jaroslav Krcek, Jan Slimacek y a Ivana Loudova, entre otros importantes músicos checos.
Gran sinfonista, sus inquietudes musicales le acercaron a la música electrónica, campo en el que se convirtió en un nombre de absoluta referencia en Europa.
Además, dentro de su catálogo tienen gran importancia sus obras dedicadas a la percusión.