Se trataba de la séptima edición del K-1 World Grand Prix, una competición donde se enfrentaban los ocho mejores kickboxers del mundo.
Todos los combates se disputaron bajo las reglas de K-1 excepto el primer combate de exhibición entre debutantes.
Los ocho finalistas se habían clasificado a través de combates en torneos previos.
[1] El ganador del torneo fue Ernesto Hoost que derrotó a Mirko Filipović en la final por nocaut en el tercer asalto.
El evento se celebró ante una multitud de 58.200 espectadores.