Cuenta la leyenda que Sivá se apareció como un yiotir-lingam para resolver un conflicto entre Brahmá y Visnú, quienes estaban luchando para tratar de averiguar quién era más poderoso.
Sivá apareció en forma de una inmensa columna y les pidió a Brahmá y a Visnú que encontrasen el final de esa columna.
Ninguno de los dos la encontró, pero Brahma fue engañado por la flor del ketaki (Pandanus fascicularis o Pandanus odoratissimus), que le dijo que el propio Shivá la había colocado en la cima de la columna.
Sivá se molestó tanto que maldijo la flor y ésta nunca más sirvió como ofrenda a este dios.
Hay otros dos templos fuera de la India que han sido declarados yiotir-lingas por los devotos, uno en la isla Mauricio, en Ganga Talao, y otro en Sídney (Australia).