Desde pequeña sintió la vocación a la vida religiosa.
En 1730 fundó en Moneglia un monasterio, dedicado a San Juan Bautista, que dio origen a la Congregación de vida contemplativa de las Eremitas de San Juan Bautista.
[2] Solimani se vio obligada a trasladar el monasterio a la ciudad de Génova, primero al barrio de Colle degli Angeli (1744) y luego a Sturla (1745).
Aprobada por Benedicto XIV en 1755, decae más tarde y es suprimida a finales del siglo XVIII.
[2] Sobre ella existe una biografía casi contemporánea (1787), escrita por Lorenzo Canepa.