En poco tiempo las protestas estudiantiles contaron con el apoyo de la Confederación General del Trabajo (CGT), los docentes, los estudiantes secundarios, el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.
Luego del mediodía, una parte de los manifestantes que se reagrupó en la Plaza Sargento Cabral fue interceptada por un automóvil de la Policía Correntina cuyos ocupantes abrieron fuego directamente contra ellos ocasionando la muerte de Juan José Cabral y heridas a otros participantes.
El “Correntinazo”[3] fue inmediatamente seguido de los movimientos obrero-estudiantiles de Rosario y Córdoba, conocidos como Rosariazo y Cordobazo, que debilitaron al gobierno militar y forzaron el reemplazo de Juan Carlos Onganía.
El crimen sigue impune como denota el cuadro con su imagen, colocado en su homenaje en el aula que lleva su nombre en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales y Políticas (UNNE): «Crimen impune».
[4] La poetisa Amalia Pérez ha escrito un poema dedicado a Juan José Cabral y que recuerda aquellas movilizaciones y su muerte, que se titula “Mayo caliente en Corrientes capital”.