Ha sido reconocido por autores como David Viñas, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Leopoldo Marechal, Juan José Saer, Adolfo Prieto y Mempo Giardinelli, entre otros, y recibió varios reconocimientos, a pesar de lo cual, su poco interés en promocionar sus obras ha hecho que sea un autor desconocido para el gran público, convirtiéndolo en un autor de culto dentro de las letras rioplatenses.
[4] Aunque nunca jugó al fútbol, fue socio fundador del club Talleres, entidad de la que llegó a ser secretario y presidente de la delegación que viajó a Chile en 1923.
En 1918 tuvo participación activa en la Reforma Universitaria, casi al mismo tiempo que trabajaba de dibujante caricaturista.
En 1920, recién graduado en Derecho en la Universidad Nacional de Córdoba, se trasladó a Río Cuarto, ciudad en la que residiría durante sesenta y cuatro años.
En reportajes posteriores, explicó este silencio editorial por incompatibilidades con sus funciones jurídicas: En 1933 comenzó a cartearse con Paulina Warshawsky, una docente entrerriana hija de judíos ingleses que conocía a un amigo de Filloy.
[8] Dado que, al igual que Juan L. Ortiz, nunca se preocupó por promocionar su obra, prefiriendo publicar en ediciones de autor de tiradas limitadas destinadas a sus amigos, la obra de Filloy ha sido y sigue siendo desconocida para el gran público, lo cual no ha impedido que sea elogiado por algunas importantes figuras literarias.
El diario La Nación, del que fue columnista durante años, llegó a proponerlo como candidato al Premio Nobel de Literatura, si bien la moción no prosperó.