José Santos León

[3]​ Desde niño tuvo una vida dura; su familia era humilde y vivían en la calle Colón, a unas cuadras del Club Hípico de Concepción.

Su padre, capataz en ese hipódromo, puso todo su empeño para que sus hijos fueran jinetes.

[4]​ Su hermano mayor había quedado inválido después de una poliomielitis que le dio cuando tenía apenas siete meses.

La rutina diaria que hacía consistía en levantarse a las cuatro de la mañana para cuidar los caballos junto con su padre.

Por la tarde, vendía diarios y posteriormente, junto a sus hermanos, repartía viruta en un carretón.

[12]​ El preparador chileno Lisandro Céspedes le recomendó que dejara Colombia y partiera a Estados Unidos, donde había más oportunidades para desarrollarse como jinete.

En el hipódromo de Hialeah, las caballerizas se denominan con letras y caminaba de la A a la Z aproximadamente cuatro veces para cada lado y así aprendió el abecedario inglés, buscando trabajo.

En el hipódromo Calder consiguió una monta a cambio de galopar caballos diariamente.

[18]​ Entre 1986 y 1990, fue campeón nacional consecutivo, ganó casi tres mil carreras y se convirtió en el primer jockey en Estados Unidos en lograr que sus monturas obtuvieran hasta quince millones de dólares en premios por temporada.

En 1986 postuló al Eclipse Award, el mayor premio hípico; como no lo obtuvo, en reconocimiento, la prensa neoyorquina lo nombró rey de Nueva York, otorgándole una corona, una capa y un trofeo.

Al año siguiente, la publicación The Blood Horse lo eligió el «jinete más importante de la década».

Incursionó en la hípica californiana, pero eligió finalmente repartir su tiempo entre Nueva York, Miami, Kentucky y Hong Kong, donde viaja un mes al año.

[24]​ En 1984 conoció a María Castañeda, una joven de origen colombiano, con quien contrajo matrimonio para obtener la residencia y tuvo dos hijos.

Su primera señora tardó varios años en dársela y puso muchas condiciones económicas, como por ejemplo la venta de un lujoso departamento que tenían en Queens, la casa en Long Island, tasada en ochocientos mil dólares, un Mercedes Benz y gran parte de lo ganado por José.

Montando a Funny Cide , a José Santos le faltó solo una carrera para ganar la Triple Corona de 2003.