Por motivos que se desconocen, abandono dicha banda y decidió hacerse de una propia, a ella se le unieron campesinos descontentos, mulatos fugados y delincuentes buscados por la milicia española de la época.
No pasó mucho tiempo en que su nombre empezó a evocar el terror en la zona de Colchagua, San Fernando y Curicó principalmente.
La bandolera asaltaba a los encomenderos, viajeros y estancieros no haciendo distingo si eran patriotas o realistas.
Debido, ya sea por el temor o la admiración, tenía informantes, Neira estaba al tanto de los movimientos de los Talaveras, San Bruno y Quintanilla y los pudo burlar fácilmente al ocultarse en un escondite en los contrafuertes cordilleranos.
La bandolera de Neira combinó y realizó fuertes acciones contra realistas, distrayendo algunas fuerzas desde Santiago.
Por un tiempo vivaquearon en sus contornos y celebraban ruidosas comilonas, disponiendo de los vastos recursos que ofrecía.
Casi lo logra cazarlo en una siesta, Neira alcanza a escapar desnudo y abandonó en su huida su adorado traje de Coronel.
Dio otro chuzazo, esta vez a Neira y le agrietó el cráneo, dejándole una cicatriz que siempre conservó.
Pasado el tiempo, Neira se repone del tremendo golpe y le busca afanosamente.
El hecho llega a oídos del general Ramón Freire y da orden de apresarle.
Sus predecesores fueron la famosa banda de los hermanos Pincheira que asolaron Chillán, Parral, Talca y Mendoza.