En los albores de la ocupación francesa tomará el lado español y será nombrado comandante del cuarto batallón de guardas por la junta de Badajoz.
Su activa participación en esta contienda le valdrán rápidos ascensos, a brigadier, mayor general de infantería.
Con la restitución al trono de Fernando VII será ascendido a teniente general y nombrado comandante general de Gibraltar.
En 1828, debido a un conflicto debe de renunciar a este cargo y en 1830 será nombrado consejero del Supremo de la Guerra y luego subdirector de la junta superior del Monte Pío Militar y de la caballería del reino.
Recibió numerosos títulos, condecoraciones y dignidades.