San José María Robles Hurtado fue un sacerdote, escritor, fundador y mártir mexicano.
En mayo de 1914 fue enviado a su natal Mascota en vacaciones forzadas y adelantadas.
No podía regresar a Guadalajara porque había represalias contra el clero, permaneció en Mascota hasta 1916.
El estilo del Padre José María Robles en sus cartas es llano, sencillo y de naturaleza afectuosa.
Su poesía es totalmente religiosa: se cuentan 60 composiciones en verso (dramáticas unas, líricas otras) y 56 himnos vertidos al latín.
En 1916 fue destinado como ministro a la parroquia de Nochistlán, Zacatecas, cuyo párroco era el Sr.
Desde la casa donde estaba escondido vigilaba, oraba y trabajaba por sus feligreses, a los que nunca quiso abandonar.
Se iniciaron algunas diligencias ante los jefes militares para lograr su libertad pero fueron rechazadas hasta con groserías.
El Padre José María comprendió que lo iban a ahorcar entonces libro de toda culpa a sus agresores, tomo la cuerda en sus manos, la bendijo y se la echó al cuello.
Desde su juventud supo unir una notable lucidez intelectual a un espíritu de virtuosa humildad.
Celebraba la santa misa con mucho fervor y trataba de infundir en sus feligreses el amor a la Eucaristía.
Lleno de caridad para con todos, se prodigaba en el confesionario y en la atención a los enfermos.
San José María Robles, apóstol incansable del Corazón Eucarístico de Jesús, ruega por nosotros.
Por beato entendemos la sentencia del papa que declara con solemnidad la santidad de un siervo de Dios con la cual se autoriza a recibir culto parcial, en lugares determinados por la Santa Sede.