Tenía un estilo florido, con una verborrea rimbombante que era muy común entre los locutores de su generación, como Joaquín Soler Serrano, Federico Gallo, o Matías Prats.
[1] Gustavo Adolfo componía un soneto diario, muchas veces a petición de sus oyentes, y se jactaba de que podía componerlo en tres minutos, sobre la marcha, en directo, respondiendo a la sugerencia del oyente.
El libro recogía todos los sonetos compuestos a lo largo de seis meses.
[1] En 1983 publicó un libro de letras para jotas, Cantas y canticas, que se reeditó cinco años más tarde.
[1] José María Ferrer Serrano fue presidente de la Asociación Peña Solera Aragonesa.