Asimismo, colaboró en el Instituto Nacional Psicotécnico sobre Orientación y Selección Profesional.
En las Escuelas Graduadas de San Francisco, donde impartió clase, por suscripción popular y reconocimiento a sus méritos, se le rindió un homenaje instalándose una placa en la fachada con la siguiente inscripción: "Aquí enseñó don José Manuel Hidalgo, maestro ejemplar (1921-1955).
Alcanzó un gran prestigio como maestro por la conducta ejemplar, sencillez y simpatía que emanaban de su persona.
Otra de sus frases, rememoradas por su hija Celia, era: "El espíritu no envejece".
El cinco de agosto aparece otro largo artículo firmado por otro maestro compañero titulado "A la memoria de un gran maestro" y que comienza "Los días transcurren y el sentimiento causado por su falta adquiere tamaño gigante".
Manuel Belda le dedica también el siguientes párrafo: "José Manuel Hidalgo hizo invulnerable la escuela popular y gratuita en Ciudad Rodrigo a fuerza de competencia, comprensión, voluntad de trabajo, afán de superación, orgullo de clase y demás virtudes perfiladoras del envidiable carácter moral que supo imprimir en tantos discípulos y antiguos alumnos que hoy lloran su ausencia.
Y sobre todo con amorosa dedicación y simpática sencillez, resortes mágicos con que se adueñó del corazón de cuantos le trataron..." Posteriormente, el mismo autor realizará otra semblanza a José manuel Hidalgo en el artículo publicado en el "Libro del Carnaval del 93":[2] "Ahora, con mi memoria de niño y el paso del tiempo, desempolvo aquella placa de mármol y escribo estas líneas en recuerdo al MAESTRO.
Me quedo con don José Manuel Hidalgo que -lo dice la placa- enseñó durante 31 años y fue, sobre todo, un maestro ejemplar.
[2] En agosto "Ante un homenaje a la memoria de D. José Manuel Hidalgo", se anuncia una reunión de directrices para organizar algo muy popular para que la gente pudiera contribuir desde el más humilde al más poderoso pensando en una lápida para colocarla en la escuela donde ejerció todos los años que estuvo en Ciudad Rodrigo.