José Luis Torres Leiva

El cortometraje fue seleccionado en más de cincuenta festivales, y recibió el premio al mejor cortometraje en ZINEBI Bilbao, en el Drama Short Film Festival y en el Festival Internacional de Cine de Chicago, donde fue reconocido con el premio a Mejor Narrativa en Cortometraje.

[3]​ En el año 2007 estrenó su siguiente documental, El tiempo que se queda, filmado al interior del Hospital Psiquiátrico de Santiago, que fue premiada como Mejor Película Cine del Futuro en el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI).

[7]​ Posteriormente centraría su carrera en el cine documental con cuatro obras: Ver y escuchar (2013), 11 habitaciones en Antártica (2013), El viento sabe que vuelvo a casa (2016) y Contra todos los males del mundo (2017), donde destacó la cinta de 2016, en la que realiza un seguimiento a Ignacio Agüero, director de cine chileno, quien regresa al Archipiélago de Chiloé, lugar donde filmó su primera película.

[10]​ Acostumbrado a escribir y montar sus propias películas,[4]​ Torres Leiva es considerado uno de los autores contemporáneos más relevantes del cine chileno, y reconocido por ser uno de los que abiertamente expone un carácter exploratorio en la mayoría de sus trabajos.

Su cine se sitúa en un lugar particular de la producción chilena contemporánea, transitando permanentemente entre el documental y la ficción, y absteniéndose de definir formaciones excluyentes o absolutas, articulando indagaciones visuales y sonoras del paisaje, de las geografías, de las materialidades, del dispositivo mismo audiovisual, no importando demasiado en qué formato este se sitúa.