[1] Según su propio testimonio,[2] cuando termina el Colegio Militar, donde mantuvo un espíritu rebelde, hace un curso de instructor paracaidista, se recibe y lo mandan a un batallón de ingenieros en San Nicolás.
Estando ahí, en septiembre del '62, se produce el primer conflicto entre azules y colorados y se niega a combatir entre tropas argentinas.
Entonces no es sancionado pero sí dos años después, cuando vuelve a negarse.
Dados sus conocimientos astronómicos, fue enviado al Batallón de Ingenieros Topográficos, más tarde a Bariloche y luego a la Compañía Policía Militar 101, en la época del regreso de Juan Domingo Perón al país.
Ya en la democracia cobró fuerza su figura con la fundación del Centro de Militares para la Democracia Argentina (Cemida), junto con otros militares como Horacio Ballester.