En 1763, el Virrey Cevallos creó una estancia en la zona, donde las tierras pertenecían al patrimonio fiscal y la llamó «José Ignacio».
fue la encargada de controlar el faro, hasta que en 1907, finalizó la concesión y la explotación del mismo pasó al Estado.
En esa época la única forma de acceder al lugar era a caballo, en carruajes, o por mar.
En 1907 el agrimensor Eugenio Saiz Martínez realizó el primer loteo de terrenos en el balneario.
En sus inmediaciones existe una zona de chacras estivales que contienen una lujosa infraestructura y una serie de solitarias playas a su disposición que se extienden hacia el este, hasta la laguna Garzón.