En 1911 pagó un anuncio en la prensa en Vigo, en la que se ofrecieron a hacer documentales en 24 horas.
También tuvo otros negocios, como la representación en Vigo de la casa Ford.
Incluso arregló un automóvil equipado como un laboratorio para revelar la película que filmaba en cualquier ciudad.
En la película, filmada en la Isla de La Toja, apareció como señuelo Castelao.
Sus películas se distribuyeron por América del Sur, gracias a la inmigración gallega.