Tuvo fricciones con el director técnico de ese tiempo Raúl Cárdenas que inclusive lo mandó a la banca.
Dirceu fue un jugador que dejó siempre un óptimo recuerdo, tanto futbolístico como humano, en todos los clubes en los que militó, además de ser un jugador excepcionalmente deportivo.
Lo suyo era mimar el balón con "el guante de su pie izquierdo", aunque a menudo lo golpeara con gran potencia.
Del Atlético se marchó al terminar la temporada 1981-82 al calcio italiano, donde militó en muchos equipos (Hellas Verona, Nápoles, Ascoli, Como y Avellino), lo que le ganó el sobrenombre de "lo zingaro".
Volvió en 1988 a Brasil donde, ya mediada la treintena, se proclamó campeón del Campeonato Carioca con el Vasco da Gama.