Ellos sugirieron a Desiderio Marczali, sin embargo el rey Segismundo insistió en que Jorge de Pálócz se mantuviese en el cargo.
Mientras tanto el consejo canónigo volvió a realizar una queja formal por la ausencia de Jorge de Pálócz, quien seguía siendo la cabeza de éste, tras lo cual volvieron a exigir su remoción, pero Segismundo no lo permitió.
Entonces Jorge regresó a Hungría a ocupar su cargo, donde se mantuvo hasta 1419, cuando el rey lo nombró Obispo de Transilvania, siendo esta decisión confirmada por el papa Martín V el 31 de julio de ese mismo año.
Pronto la Santa Corona Húngara fue confiada al arzobispo por el rey Segismundo, quien temía por la seguridad de la joya real: esta será custodiada en el palacio de Estrigonia el resto del reinado del monarca.
En 1437 murió Mateo, el hermano menor del arzobispo, y Jorge intervino como juez en el proceso legal de la sucesión en el puesto.