Ha dado a conocer con profundidad los problemas de la cultura catalana en el Rosellón en numerosos artículos.
Ha vivido esencialmente en Perpiñán y Sallagosa, donde se representaron cuatro sainetes que lo dieron a conocer en el mundo del teatro el año 1941, en plena guerra mundial y bajo el régimen de Vichy.
El año 1960 se estableció en Perpiñán para hacer de librero y promotor cultural, además hacer de colaborador en varias revistas.
El hecho de vivir en la Cerdaña, donde el catalán es muy minoritario, hizo que prácticamente tuviera que inventarse su propio lenguaje, lo que le ayudó y perjudicó a la vez.
El año 1942 tuvo que unirse al ejército.