Atrajo la atención nacional durante el escándalo Watergate cuando exigió que el presidente Richard Nixon entregara sus grabaciones de las conversaciones en la Casa Blanca.
Sirica había conseguido una dilatada carrera sin distinciones antes del caso Watergate.
El autor Joseph Goulden escribió un libro sobre los jueces federales titulado The benchwarmers (Los calientabanquillos) y mencionaba que muchos abogados que comparecían en el tribunal de Sirica tenían en poca consideración su persona o sus habilidades como juez.
Se jubiló en 1986 y falleció en 1992 a la edad de 88 años.
Sirica publicó su relato del caso Watergate en 1979 con el título To Set the Record Straight.