Está situada en Frith Street, 22 (Bar Italia), Londres, sitio donde, 91 años antes, tuvo lugar la primera transmisión televisiva.
La imagen tenía una resolución de apenas 25 líneas y era diminuta, pero el rostro era perfectamente reconocible.
Por ese tiempo, mejoró la velocidad de barrido a 12,5 imágenes por segundo.
Pese a que las lamparillas se fundían con frecuencia y debían ser repuestas, fue capaz de demostrar la viabilidad del invento en un formato grande.
Hacia 1930 se comercializó, ante el desarrollo espectacular del invento, el modelo de televisor Plessey, con el cual los espectadores británicos (se calcula que eran en torno a 3000) podían seguir las emisiones experimentales de la época; los más aventureros podían montar su propio receptor, adquiriendo un kit de piezas desmontadas.
La radiotelevisión alemana se mantuvo en funcionamiento hasta 1944: ese año, los bombardeos aliados terminaron con las emisiones regulares realizadas desde Berlín.
[cita requerida] Aunque mejoró notablemente su sistema electromecánico de exploración (llegó hasta las 325 líneas y posteriormente a 400), no pudo competir contra la mejor imagen y definición del sistema electrónico, quedando su sistema de emisión relegado al olvido.
A los veinte años intentó crear diamantes calentando grafito.
Inspirado en las ruedas neumáticas, intentó fabricar zapatos neumáticos, pero su prototipo contenía globos semi-inflados, que estallaron (años más tarde esta misma idea fue adoptada con éxito para las botas Dr. Martens).
[21][22] Otros desarrollos de Baird fueron en fibra óptica, radiogoniometría, infrarrojos visión nocturna y radar.
Se discute su contribución exacta al desarrollo del radar, ya que sus proyectos de defensa en tiempos de guerra nunca han sido reconocidos oficialmente por el gobierno británico.