A Jean-Claude le invaden viejos recuerdos; Vanessa era su ayudante como agente secreto, bajo la tapadera de su maquilladora y peluquera personal en los rodajes.
Vanessa le recrimina que haya forzado la situación solo para volver a verla, pero lo acepta y lo pone al día acerca de su misión.
Con la ayuda de Luis, experto en armas y maquillaje, Jean-Claude se prepara y acude a una fábrica para colarse en ella e introducir un localizador en uno de los cilindros que allí se están fabricando para averiguar dónde los envían.
En su huida, se ve obligado a hacer explotar la fábrica para no dejar rastros ni posibles testigos.
Vanessa y Luis ven que Jean-Claude no es apto para el servicio activo, pero a pesar de ello lo encubren.