Se trata de un queso con una textura muy similar a la mantequilla, de sabor ligeramente dulce.
Este tipo de queso se fabricó en Noruega a lo largo del siglo XIX por un emprendedor llamado Anders Larsen Bakke (1815-1899).
El nombre de Jarlsberg procede del nombre del condado donde se elaboraba, que a partir de 1918 pasó a llamarse condado de Vestfold.
Hacia 1900 la producción de este queso se abandonó.
Fue redescubierto por el agrónomo Ola Martin Ystgaard, que en 1956 comenzó a investigar sobre la posible receta en la Universidad de Agricultura de Noruega.