Cuando el 8 de noviembre de 1519 los conquistadores españoles llegaron al lugar en el que se encuentra el actual México, descubrieron una ciudad lacustre, una ciudad inmensa con parques, jardines y grandes terrazas cubiertas de flores.
[1] Los emigrantes fueron llegando en oleadas sucesivas extendiéndose por toda América del Norte.
Incluso en ciudades como Boston, Chicago o Filadelfia las calles fueron concebidas como parques llenas de árboles.
Los jardines particulares están rodeados de césped sin barreras que limiten su entrada.
No existe un modelo determinado de jardín, estos corresponden a diferentes estilos, pero, en su inmensa mayoría, no son copias de otros jardines, sino adaptaciones en las que se fusionan el césped a la inglesa, el espacio adornado con flores en maceteros copiados del atrium romano y los cantos rodados de los jardines japoneses, por citar, sólo, los que más influencia han tenido en la concepción de los jardines americanos.