Jaime Salom

[2]​ Desde 1963 su literatura desprende una mayor madurez, con obras como La casa de las chivas, ejemplo de realismo social, y que culmina con una ruptura con los esquemas sociales del momento, que encuentra su mejor exponente en Viaje en un trapecio y Los delfines.

[2]​ Sus obras se han traducido al francés, inglés, alemán, griego, portugués, italiano, eslovaco, rumano, flamenco y árabe.

En esa etapa llegó a escribir bastantes piezas, estrenando unas diez, por compañías de aficionados y en ámbitos reducidos.

"Cuando llevaba escritas por lo menos veinte –declaraba el autor a Manuel del Arco- y que luego no me han servido para nada, sino como aprendizaje del oficio, que empezó en mi primera comedia estrenada por profesionales, El mensaje, y continúa en La playa vacía, otra imaginativa, que partió de El baúl de los disfraces y llega hasta Viaje en un trapecio".

Posteriormente sufrió una profunda crisis teatral de unos cinco años, en los que casi renegó del teatro.

Debió de ser un período nulo como autor durante el cual se dedicó exclusivamente a la medicina.

En Culpables primero y, más adelante, en La gran aventura se cuestiona ya la ortodoxia del amor matrimonial.

En la evolución progresiva del dramaturgo, El baúl de los disfraces supuso un gran salto cualitativo.

Muchos reseñistas del momento destacaban el gran viraje producido en su creación dramática, pasando de la fantasía a las realidades sociales, con un teatro crítico respecto a la política, las costumbres, la religión, la tradición o la falta de libertades.

Con Los delfines Salom traza una enorme zanja entre gran parte de la producción anterior y la siguiente.

En estos años la personalidad del autor siente temblores sísmicos que zarandean sus cimientos socioculturales: los hábitos de convivencia, la concepción del amor y sus anclajes fijos, la sociopolítica, la producción artística, con sus tendencias múltiples y casi antagónicas, etc.

La primera, en tono bronco y feroz, acusaba a las instituciones por mantener la indisolubilidad del matrimonio.

La segunda es una comedia farsesca y desenfadada que pretende (a tono con el movimiento feminista) desmitificar el machismo del varón (de Adán y sus descendientes), parodiando la creación de Eva al parangonarla con la supuesta primera mujer del Paraíso, Lilith (inteligible, libre, feminista,…).

En estas piezas Salom ya no es "el autor de la duda, ni una permanente tensión entre polos opuestos", sino un combatiente por las libertades y contra los poderes represores.

Marcan el punto álgido de su evolución, sin retrocesos ya a planteamientos precedentes.

Para él, las revoluciones actuales no son ya las sociales, económicas o políticas, sino las biológico-síquicas, la de una generación nueva que se levante contra el sistema y las instituciones de unas sociedades cuyos fundamentos no satisfacen.

Jaime Salom cultiva tres grandes temáticas: Y tres tipos de teatro: Así como dos niveles expresivos: Por supuesto, solo algunas piezas se circunscriben globalmente a una u otra nomenclatura, siendo lo más frecuente la confluencia de las temáticas, géneros y niveles.

En tal posición lo situaban, más o menos, Mario Antolín y José López Rubio.

El primero señalaba hacia 1980, en una conferencia dada en Almería sobre los últimos 25 años del teatro español que "de la influencia de Miguel Mihura, Antonio Buero Vallejo, Alejandro Casona, José López Rubio y otros, surgen nuevos autores como Antonio Gala, José Luis Martín Descalzo, Jaime Salom, etc." Y López Rubio le consideraba dentro de la generación que sigue a la suya, con Buero Vallejo, Víctor Ruiz Iriarte, Antonio Gala y después Francisco Nieva y más.

El Mensaje (Opera prima) Transcurre la acción en los años cincuenta que es cuando se escribió y estrenó esta obra.

La mujer ante el retorno del pasado se siente muy conmocionada y revive su viejo amor.

Al tocarles la lotería de Navidad, con su importe deciden contratar a un médico que les proteja durante todo el invierno.

Un grupo de radicales opositores se reúnen esperando que su jefe lidere la rebelión contra el tirano invasor.

Personajes y situaciones esperpénticas para terminar en una injusticia colectiva con el ninguneo de quienes defendieron la justicia.

En la época isabelina, en Inglaterra, William Stanley, VI Conde de Derby, un posible heredero de la reina, se dedica vocacionalmente a escribir dramas y tragedias que por su estirpe y categoría no pueden ser representados con su nombre en los corrales por los cómicos.

Por ello busca alguien que le preste su firma, un actor de segunda, llamado Shakespeare.

Una llamada telefónica de un galán que las confunde, produce una situación divertida y un desenlace sorprendente.

Su relación con esa y las demás pupilas del establecimiento le sirven de inspiración para su célebre cuadro.

La mayoría de sus obras teatrales han sido emitidas por la televisión en cadenas españolas, búlgaras, eslovacas y cubanas.

Las rayas blancas Editorial Planeta Esta novela convertida por el propio autor en obra de teatro, con el título de La piel del limón fue premiada por la Real Academia Española y reprsentada con éxito en Madrid, Londres, Nueva York y otras ciudades.