Varios ascendientes suyos fueron alcaldes o tenientes de alcalde en el ayuntamiento de San Sebastián por lo que recibió una educación liberal y crítica con la época que le tocó vivir.
Gran aficionado a la lectura, mostró interés en aprender idiomas para desenvolverse cómodamente durante sus innumerables viajes por más de treinta países.
Durante la última etapa de su vida esta sensibilidad fue creciendo y se convirtió en una constante preocupación.
Sin descendencia directa, tras su fallecimiento en 1992, con su legado económico (1,6 millones de euros) se creó la Fundación Jaime Brunet Romero, con sede en la Universidad Pública de Navarra, como dejó escrito en testamento.
La finalidad de esta fundación se dirige a promover los derechos humanos.