Compitió en vela en los Juegos Olímpicos de México 1968, Múnich 1972 y Montreal 1976.
No consiguió ninguna medalla olímpica aunque fue campeón del mundo de la clase cadet en 1959.
Gracias a este alto cargo, hizo un recuento por el rey Alberto II de Bélgica.
Rogge fue reconocido por su compromiso y se convirtió en un miembro del Comité Olímpico Internacional en 1991.
[4] Diplomático, políglota (dominaba cinco idiomas: holandés, inglés, francés, alemán y español), Rogge también convenció con un programa específico para luchar contra la corrupción, el dopaje, la violencia y el racismo.
[5] Por último, pretendió requilibrar las cuentas del COI socavado en los últimos Juegos Olímpicos: «Tenemos que reducir el presupuesto y el gigantismo de los Juegos, también con una tecnología menos costosa, pero sin tocar los atletas y deportes», que había dicho en sus discursos de campaña.
Pero sin duda, el mandato de Rogge se recordará por haber llevado los juegos a China.
Además, estos juegos olímpicos estuvieron siempre en entredicho por la violación de los derechos humanos en China.
Frente a los llamamientos al boicot, Rogge se mantuvo fiel a su principio de no mezclar política y deporte: se limitó a señalar al régimen la oportunidad de demostrar su "compromiso moral" de apertura y, ya en plena competición, no condenó la represión ejercida contra quienes intentaron manifestarse en Pekín.
También ha dicho que se retiraba después: «Servir durante doce años es suficiente.