Después de la guerra civil española se exilió, primero en París, donde se diplomó como puericultora por la facultad de medicina (1939), y después en Argentina, hasta que en 1944 retornó a Madrid, para realizar el curso de doctorado y al año siguiente se estableció en Barcelona.
En 1947 consiguió una beca del gobierno español para estudiar psiquiatría y psicoterapia en la Clínica Tavistock de Londres.
Allí descubrió el psicoanálisis y la posibilidad de formarse en esa disciplina.
Son destacables sus estudios sobre el desarrollo psicológico en la primera infancia y ha hecho notables aportaciones en los campos de la psicología arcaica y el desarrollo precoz.
En 1977 le fue concedida la Cruz de Sant Jordi.