Tlaltetecuin o Ixtlilton, es el señor del agua negra tlílatl, que tenía propiedades curativas y servía como tinta en la confección de los códices.
Sahagún cuenta que este Negrito era el patrono de músicos y danzantes profesionales.
Los músicos y danzantes iban encabezados por uno que vestía los atavíos del dios.
Al llegar a la casa del que festejaba, lo primero que hacían era comer y beber; "después de lo cual comenzaban la danza y cantar" en honor a quien festejaban.
Esta sensibilidad sin duda vinculaba a Ixtlilton con los dioses de lo sexual.