Islam en Francia

Nada dice la ley sobre los sondeos o encuestas, por lo que las agencias gubernamentales pueden realizar estimaciones.

En importantes ciudades como Marsella, se estima que el porcentaje de musulmanes es entre el 25 %[3]​[4]​ y el 40 %.

La llegada de población musulmana a Francia se hizo en dos períodos distintos.

El segundo período comienza en el siglo XX con la Primera Guerra Mundial y continúa hasta ahora.

[11]​ En la percepción popular francesa, "árabe" y "musulmán" son considerados a menudo como sinónimos, lo que explica una cierta confusión.

Sin embargo, aunque los árabes, así como los bereberes, presentes en Francia son en su mayoría musulmanes, también marginalmente pueden ser cristianos, ateos, agnósticos, etc.

El Estado francés no reconoce legalmente la identidad étnica y religiosa (excepto el caso especial de los Harkis).

Para ellos, su identificación con la zona de origen es mucho más alta, siendo en primer lugar argelinos, marroquíes, tunecinos, etc.; otros se identifican con su cultura o su idioma (árabes, bereberes, rifeños, etc.).

Esto ya no ocurre con la segunda generación, que a menudo ni siquiera habla el idioma de sus padres.

Esta observación, sin embargo, no es válida en el caso de determinadas minorías como los turcos, que en gran medida consiguen mantener por mucho tiempo los vínculos culturales con su país de origen gracias a las nuevas tecnologías.

En Francia, la población musulmana a menudo se concentra en determinados barrios desfavorecidos, sobre todo en las grandes ciudades como Lion, Marsella, París y Estrasburgo.

Durante las elecciones regionales de 2004, el Movimiento Nacional Republicano (MNR) centró su campaña en el lema "¡No al Islam!".

En proporción a la población, los musulmanes están insuficientemente representados en la vida política, en la televisión, etc.

En cambio, están sobrerrepresentados en las prisiones: la mayoría de los presos en Francia son musulmanes (60% y 70% según las fuentes, que afirman que las causas son económicas y no religiosas).

Además de los problemas de la compatibilidad entre la legislación europea y la ley islámica, llevar el velo islámico en las escuelas era visto como contradictorio con el principio del secularismo, que tiene un particular arraigo en la sociedad civil francesa.