Isabel Garcés

[1]​ Debutó sobre un escenario con tan solo siete años de edad, aunque su popularidad comenzó a manifestarse durante la década de los años 20, una vez que se especializó en papeles cómicos que interpretaba en la Compañía de Gregorio Martínez Sierra.

Llegó, en esa época, a convertirse en una auténtica estrella del teatro español y Jacinto Benavente escribió algunas obras para ella.

(1955), La canasta (1955), Carlota (1957), Melocotón en almíbar (1958) y El chalet de Madame Renard (1961).

También puso en escena piezas cómicas de otros autores como Carlos Arniches (El señor Badanas, 1930); Enrique Suárez de Deza (Mi distinguida familia, 1932); Adolfo Torrado (Chiruca, 1941, quizá su mayor éxito); José María Pemán (Diario íntimo de la tía Angélica, 1946) Jacinto Benavente (Su amante esposa, 1950;[2]​ Al amor hay que mandarle al colegio, 1951; Ha llegado Don Juan, 1952),[3]​ Tono (Guillermo Hotel, 1945, Retorcimiento, 1948), Joaquín Calvo Sotelo (Tánger, 1945), José López Rubio (La venda en los ojos, 1954; Un trono para Cristi, 1956) o Alfonso Paso (Cosas de papá y mamá, 1960; Las mujeres los prefieren pachuchos, 1963) y comedias de dramaturgos extranjeros como Arsénico y encaje antiguo (1945), de Joseph Kesselring y No entiendo a mi marido (1968), de Alan Ayckbourn.

[4]​ Colaboró hasta en tres películas de la recordada estrella Rocío Dúrcal, con la que estrechó una gran relación de amistad en adaptaciones cinematográficas tales como Las Leandras, que en 1969 supuso un éxito a nivel internacional para Isabel y demás artistas incluidos en el reparto, de la talla de Celia Gámez o Alfredo Landa, entre otros.