La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo la define como “Una inversión realizada para adquirir una participación duradera en una empresa que opera fuera de la economía del inversor” [1] y que en términos generales se acepta que ocurre cuando se posee al menos un 10% del capital de la empresa extranjera[2].
En ese sentido, la IED tradicionalmente se entendía como un sustituto directo del comercio.
Un enfoque más moderno, sin embargo, sugiere que existe un cierto tipo de IED que busca un mercado más grande pero no en forma directa sino indirecta.
En este sentido, una economía que ofrece ventajas comerciales o de localización geográfica, podría servir para atraer a la IED que busca penetrar en un mercado más amplio (por ejemplo, en un tercer país, lo cual puede ser el resultado del establecimiento de acuerdos comerciales).
Por una parte, se encuentra la IED que busca explotar la existencia de ciertos recursos naturales.
En general, Estados Unidos tiene una "economía abierta" y pocas barreras a la inversión extranjera directa[15].
La inversión extranjera directa en Estados Unidos ascendió a 194.000 millones de dólares en 2010[16].
Este efecto disminuye a medida que aumenta la renta per cápita.
Los países con menos controles de capital y una cooperación comercial más estrecha con Estados Unidos también invierten más en los mercados de renta variable y renta fija estadounidenses[17].