Intestia

La intestia (del latín intestato, ‘intestado’) es un mal uso señorial que existió en la Corona de Aragón durante la Edad Media, aunque luego cayó en desuso por su carácter abusivo.

Autorizaba al señor feudal a quedarse con la tercera parte de los bienes muebles y semovientes del campesino o vasallo que moría sin testar.

[1]​ Los juristas de Gerona, más indulgentes, consideraban testado a todo aquel que hubiese otorgado codicilo y en los casos que hubiera heredamiento preventivo por medio de capitulaciones matrimoniales o sustitución pupilar.

Si el intestado era joven, sus bienes se repartían en tres partes: una para al señor, otra para los padres, las misas por su alma y las limosnas para los pobres, y la tercera para sus parientes próximos o sus hijos, si los tuviese.

En tierras gerundeses, por su parte, no se daba a los menores como intestados ya que, de hecho, no podían otorgar testamento.