Las cajas en que estaba contenida fueron a parar a un almacén del puerto de dicha ciudad, y durante la Gran Depresión de 1929, Hearst tuvo problemas financieros que le impidieron retirar las cajas, las cuales ni siquiera habían sido abiertas.
Años más tarde, los herederos del magnate pusieron en venta el conjunto de piedras, y en 1954 el empresario queretano Nicolás González Jáuregui las adquirió.
Esto hace que esté conformado por cuatro elementos artísticos principales: la capilla gótica, las galerías del claustro románico, el artesonado renacentista y la fachada barroca.
En 1973, el edificio pasó a manos del gobierno de México por los problemas financieros que tuvo entonces la familia González Jáuregui-Rivas.
En 1979, el complejo fue donado al Instituto Cultural Helénico, fundado desde 1973 por el obispo ortodoxo griego Pablo de Ballester.