A pesar de haber sido gravemente herido por un shrapnel en su muslo izquierdo por los combates, quedó muy impresionado por el poder del fuego de la Marina Real y la cantidad de daños materiales que sólo unos pocos buques pudieron infligir a Kagoshima.
Al momento del Incidente de la isla Ganghwa (1875), Inoue era capitán del cañonero Un'yō y jugó un papel clave en los acontecimientos que condujeron a la apertura de Corea al comercio exterior ya las relaciones diplomáticas.
El viaje fue aclamado en la prensa extranjera como un logro importante para Japón.
En su vuelta a Japón, Inoue capitaneó una amplia selección de naves en la marina japonesa, incluyendo al Azuma, Asama, Fusō y Kongō.
En noviembre de 1900, fue galardonado con la Orden del Sagrado Tesoro, primera clase.