Ánnienski influyó poderosamente en toda la generación de poetas acmeístas y post-simbolistas, como Anna Ajmátova, Ósip Mandelshtam o Nikolái Gumiliov.
Anna Ajmátova se graduó en este gimnasio y afirmó que Ánnienski era mi único profesor; Nikolái Gumiliov también tenía una excelente opinión de Ánnienski y lo calificó como el último cisne de Tsárskoye Seló.
Nikolái Gumiliov apreciaba mucho estos trabajos teóricos y consideró a Ánnienski el primer acmeísta.
Su segundo libro se tituló Caja de ciprés y fue mucho más importante.
En 1979, se bautizó con su nombre a un asteroide —el (3724) Annenskij— descubierto por la astrónoma soviética Liudmila Zhuravliova.