La inmigración polaca en Venezuela se inició a raíz la Segunda Guerra Mundial y las consecuencias que implicó para el país, así como por cuestiones políticas tras la creación del Pacto de Varsovia.
Venezuela fue siempre observada por los polacos como un destino válido para emigrar, visión que era potenciada por el interés de intercambio en materia agrícola entre ambos países, y por las dificultades para ser recibidos en países tradicionales como Estados Unidos, Canadá y Brasil.
Con ellos llegaron añadidamente varios soldados veteranos del conflicto, que habían prestado servicio para los ejércitos de los Aliados en Gran Bretaña, Francia e Italia.
Eran profesionales destacados en su campo y su valor educativo fue reconocido por José Antonio Abreu, el entonces ministro de Cultura.
Por su parte, el embajador de Polonia en Venezuela, Jacek Hinz, expresó “grafiteros polacos pasaron semanas aquí y de esa manera estas dos culturas se unieron y ahora tenemos más cosas en común en Venezuela”.